martes, 14 de agosto de 2007

Os contaré una larga historia...

de lo que vino a suceder hace tiempo una noche fría de Noviembre, en una pequeña cabaña en la inmensidad del Sognefjorden. Los dientes del viento helado atraviesan lentamente la corteza, que protege aún del hostil ambiente a los amantes.
Ulfrgar se lavó la cara con grasa de nutria, pensativo. Este invierno estaba resultando el peor que podía recordar. Había construído la cabaña acorde a las recomendaciones de su padre, pero aún estaban perdiendo vital calor, y sus reservas de grasa de nutria estaban peligrosamente bajas. Él había urgido a su esposa que fuera juiciosa con el uso de la grasa:
-Solo debemos utilizar Üttrbasin cuando sea absolutament necesario,es decir , para lavarnos, para cocinar, y en especial para alejar al Flonkar, en el momento en el cual la luna se emborracha con las almas de los que no se guardan de no comer el queso de equino los días sagrados, cuando se siente mayor su ansia de sangre humana.- les había explicado.
Ella había asentido silenciosamente, abandonándose a la memoria de los mandatos divinos que todo buen hija o hijo de "Kalvasset", "Hun-hvem-er-Belagt",o también "La Peluda", conocía tan bien.
"Cuando la luna desaparece, diosa, nos lavaremos con tu regalo a nosotros, para alejar al Flonkar, y a sus envidiosos hijos, que tanto resienten el afecto que nos provees.
Cuando vuelve a nacer la luna, diosa, taparemos los recipientes que contengan tu regalo a nosotros, para que su aroma no nos enloquezca, y nos obligue a bailar en los montes fríos, sin ropa."
El problema era que sin importar cuan cuidadosos fueran con el gasto de grasa, no serían capaces de aguantar hasta que el frío cediera. Cuando la grasa se acabara, vendrían en la noche los hijos del ave-color-de-sangre-sobre-la-nieve, y estarian perdidos, perdidos como el oso que se ha rascado en todos los árboles del bosque, y que luego no puede recordar dónde es que se ha rascado último, por lo que no puede volver atrás, pasando por cada árbol en sentido contrario en el cual fué rascándose. Pero Ulfrgar no era ningún oso.
El era un hijo de Kalvasset, y un cazador experimentado. Sabía que hacer. No permitiría que los pájaros-hombre se llevaran a su amor. Se untó de grasa el cuerpo y besó a Vänu, que aún dormía, en la frente, dejando una mancha ocre en forma de labios sobre su piel.
Antes de salir se frotó las tetillas vigorosamente, para que la diosa lo protegiera de los zorros, que aprovechan su similaridad con las nutrias para engañar a los cazadores, llevándoles hasta trampas que preparan cuidadosamente empujando varios objetos con sus hocicos.

Abrió la pequeña puerta y salió al frío.

Las tetillas se le endurecieron en lo que sentía como pequeños trozos de hierro en forma de tetilla.
Estuvo quieto un momento, y luego se alejó caminando en la dirección que cae el sol.
Ojos extraños observaron los magníficos glúteos bañados por el sol matutino alejarse lentamente...

_____________________________

Bien...
Ahora es momento de descansar y de chocolate.
La próxima vez que vengais continuaré esta historia, y se revelará lo que sucedió al valiente cazador en su gesta por la lipídica substancia
Mientras tanto disfrutad estas ciruelas pasas.

5 comentarios:

r dijo...

¿El cazador es su abuelo?

Anónimo dijo...

POR DIOS. Me sobrepasa..!! No puedo... Grasa de nutria, osos que se rascan, hombres-pájaros (!), la mujer peluda. Que terreno tan bucólico y hostil a la delicadeza!!tan...tan...eslovaco....(está todo bien con los eslovacos: yo tengo un amigo eslovaco) Sinceramente no puedo escribir nada... No se cómo responder. Me supera, no puedo abarcarlo.... su historia, Sr cogartos, me desequilibra, me daña.

Jorge Cogartos dijo...

(Ri):El cazador no es mi abuelo. Mi abuelo no tuvo la suerte de vivir durante el período en el que ocurre la historia. Sin embargo ha sido mi abuelo quien me ha contado la historia, mientras estaba yo sentado sobre su pierna sana.
Alejandro, si os sentis así despues de oir una historia, imaginaos que sucedería si en verdad vivieras en ese fiordo.

Anónimo dijo...

Seguramente el fiordo es mas acogedor que su silencio. (chiste)

elastichica dijo...

Apúrese Sr. Cogartos que se nos acaban las ciruelas... ¿Qué pasó con el valiente cazador y los magníficos glúteos?
¿A qué edad le contaba su abuelo esta historia?